Dormir para moverse: cómo el sueño moldea nuestra actividad física del día siguiente

Un estudio reciente publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) acaba de arrojar luz sobre una relación que intuíamos, pero que ahora se demuestra con datos masivos y objetivos: la forma en que dormimos —en cuanto a duración y horario— tiene una influencia directa y significativa sobre cuánto nos movemos al día siguiente. Bajo el título “Sleep duration and timing are associated with next-day physical activity”, la investigación analizó millones de registros provenientes de dispositivos portátiles, revelando una dinámica cotidiana pero poderosa: quienes duermen poco o se acuestan tarde tienden a moverse menos al día siguiente, incluso si creen estar en buena forma física.

Datos reales de la vida cotidiana

A diferencia de estudios basados en encuestas o autoinformes, esta investigación utilizó datos fisiológicos objetivos recolectados a través de sensores portátiles. El estudio principal se basó en registros de casi 20.000 personas que usaron un dispositivo llamado WHOOP durante un año completo, generando más de seis millones de noches de datos combinados con medidas precisas de actividad física diurna. WHOOP es una banda sin pantalla que monitorea continuamente variables como frecuencia cardíaca, variabilidad del ritmo cardíaco, movimiento, sueño y esfuerzo físico, lo que permite una imagen detallada de la relación entre descanso y actividad.

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Los investigadores aplicaron modelos estadísticos avanzados para examinar cómo variaciones en el sueño —tanto entre diferentes personas como dentro de una misma persona en distintos días— predecían los niveles de actividad física moderada a vigorosa (MVPA, por sus siglas en inglés) durante el día siguiente. El patrón emergente fue claro: menos sueño o un sueño más tardío se asocian con menos movimiento.

Dormir poco o muy tarde reduce el movimiento

Uno de los hallazgos más robustos del estudio es que las personas que duermen menos de seis horas tienden a ser significativamente menos activas al día siguiente. Pero el dato más interesante es que incluso si se duerme una cantidad razonable (por ejemplo, siete u ocho horas), acostarse muy tarde disminuye la probabilidad de moverse al día siguiente. Es decir, no basta con dormir mucho: también importa cuándo empieza ese sueño. La sincronización del reloj biológico parece tener un efecto decisivo en la disposición física del día siguiente.

Además, el análisis mostró que las noches en que una persona dormía más temprano de lo habitual (sin dormir menos tiempo) se asociaban con un pico de actividad física al día siguiente. Es decir, adelantar la hora de irse a la cama sin comprometer la duración del sueño puede ser una estrategia sencilla y eficaz para incrementar el movimiento diario.

a man sleeping in a bed in a dark room

Validación en un segundo estudio masivo

Para verificar la solidez de estos hallazgos, los autores replicaron el análisis en un segundo conjunto de datos, esta vez utilizando registros de más de 5.800 usuarios de Fitbit en el estudio norteamericano All of Us, lo que aportó otros 635.000 registros de noches y días consecutivos. Aunque las asociaciones fueron más débiles, el patrón general se mantuvo: la calidad y el momento del sueño predicen la actividad física del día siguiente.

Implicaciones para la salud pública y el bienestar

Este trabajo redefine cómo deberíamos pensar la relación entre sueño y ejercicio. Mientras que tradicionalmente se ha creído que hacer ejercicio ayuda a dormir mejor —lo cual sigue siendo cierto en parte—, este estudio muestra que la dirección opuesta tiene un impacto aún más fuerte: es el sueño el que prepara el terreno para que el cuerpo se mueva con energía al día siguiente. Esto sugiere que cualquier programa destinado a reducir el sedentarismo debería considerar el sueño como una variable fundamental.

En definitiva, mejorar nuestros hábitos de sueño —especialmente acostándonos un poco más temprano— no solo nos hará sentir más descansados, sino que también podría aumentar de manera natural nuestra inclinación al movimiento, nuestra energía física y, en última instancia, nuestra salud general.

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Uso ético de los datos personales

Por último, es importante destacar que los datos utilizados en este estudio fueron recolectados de manera ética y con consentimiento informado. Tanto los usuarios del dispositivo WHOOP como los participantes del programa All of Us aceptaron que sus registros fisiológicos, debidamente anonimizados, fueran utilizados con fines científicos. Esta práctica, cada vez más común en la investigación de salud digital, permite estudiar conductas reales en contextos cotidianos, sin comprometer la privacidad de las personas.

Referencia

J. Leota,M.É. Czeisler,F. Le,D.M. Presby,E.R. Capodilupo,H. Scott,J.F. Wiley,S.P.A. Drummond,S.M.W. Rajaratnam,& E.R. Facer-Childs. (2025). Sleep duration and timing are associated with next-day physical activity: Insights from two large-scale wearable sensor studies, Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 122 (27) e2420846122, https://doi.org/10.1073/pnas.2420846122 

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