En un fascinante avance científico publicado el 10 de junio de 2025 en Nature Metabolism, el investigador Peter Arner, de la Karolinska Institutet, ha revelado un mecanismo inesperado que conecta el estrés agudo con la ansiedad a través de la interacción entre el tejido adiposo y el cerebro. Este estudio, destacado en un post reciente de @NatMetabolism
en X, sugiere que la lipólisis del tejido graso, desencadenada por el estrés, libera una proteína llamada GDF15 (Growth Differentiation Factor 15) desde los macrófagos locales. Esta proteína viaja hasta el cerebro, donde se une al receptor GFRAL (GDNF Family Receptor Alpha-Like), activando respuestas de ansiedad en ratones. Este descubrimiento desafía la visión tradicional que centraba a la leptina como el principal mensajero entre la grasa y el cerebro, abriendo nuevas puertas para entender cómo el metabolismo influye en nuestra salud mental.
¿Cómo funciona este mecanismo?
El estrés agudo, como una situación de peligro o presión, activa el sistema nervioso simpático, liberando adrenalina. Esta hormona estimula la lipólisis en el tejido adiposo blanco, un proceso en el que las células grasas descomponen triglicéridos en ácidos grasos libres. Según el estudio, este desprendimiento de ácidos grasos no solo proporciona energía, sino que también desencadena la liberación de GDF15 por parte de los macrófagos, células inmunitarias presentes en el tejido graso. Una vez liberada, GDF15 actúa como una señal que viaja a través del torrente sanguíneo hasta el tronco encefálico, donde se une específicamente al receptor GFRAL. Esta interacción parece modular comportamientos de ansiedad, un hallazgo respaldado por experimentos en ratones que mostraron un aumento en conductas de ansiedad tras la activación de este eje.
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Mecanismo del estrés y la ansiedad: En esta ilustración, el estrés agudo activa la lipólisis (descomposición de grasas) en el tejido adiposo blanco, liberando ácidos grasos libres. Esto estimula a los macrófagos a secretar GDF15 (Growth Differentiation Factor 15), una proteína que viaja al cerebro. Allí, GDF15 se une al receptor GFRAL (GDNF Family Receptor Alpha-Like) en el tronco encefálico, desencadenando respuestas de ansiedad. Las mitocondrias, representadas como estructuras con crestas, simbolizan el papel metabólico en este proceso, convirtiendo nutrientes en energía que sostiene la señalización. Este flujo resalta cómo el metabolismo y la mente están interconectados. |
Implicaciones para la salud humana
Aunque los resultados se derivan de estudios en ratones, tienen implicaciones potenciales para los humanos. La ansiedad está correlacionada con niveles elevados de ácidos grasos libres en la sangre, y tratamientos con betabloqueadores periféricos han mostrado aliviarla, sugiriendo que este mecanismo podría ser relevante más allá de los roedores. Además, el estudio señala que la señalización GDF15-GFRAL no parece mediar la ansiedad inducida por dietas ricas en grasas, lo que indica que su papel está más vinculado al estrés agudo que a condiciones crónicas como la obesidad. Esto podría llevar a nuevas terapias dirigidas a modular GDF15 o GFRAL para tratar trastornos de ansiedad, especialmente aquellos desencadenados por estrés puntual.
Contexto y relevancia
Peter Arner, con décadas de experiencia en el estudio del metabolismo de la grasa, aporta una perspectiva única a este hallazgo. Sus trabajos previos, como los publicados en Metabolism (1992), ya habían establecido cómo las catecolaminas regulan la lipólisis, pero ahora se amplía ese conocimiento al conectar estos procesos con la salud mental. Además, la literatura revisada, como la de Endocrine Reviews (2020), respalda el rol de GDF15 en respuestas al estrés, aunque advierte sobre la necesidad de estudios adicionales para confirmar su relevancia en humanos debido a variaciones inter-especies.
Reflexión final
Este descubrimiento no solo enriquece nuestro entendimiento del diálogo entre el cuerpo y la mente, sino que también subraya la complejidad del tejido adiposo, mucho más que un simple almacén de energía. Podría inspirar investigaciones futuras sobre cómo el estrés metabólico afecta otros aspectos de la salud mental o incluso enfermedades neurodegenerativas. Mientras tanto, este avance nos invita a considerar cómo nuestras respuestas al estrés podrían estar moldeadas por procesos biológicos tan fundamentales como la liberación de grasas
Referencia
Arner, P. Signalling from adipose tissue to the brain is not just about leptin. Nat Metab 7, 867–868 (2025). https://doi.org/10.1038/s42255-025-01277-y
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