¿Cómo detiene el cerebro un pensamiento intrusivo? Lo que revela la neurociencia del control mental

Todos hemos vivido esa sensación de quedarnos atrapados en un pensamiento: una preocupación que no cesa, una imagen mental no deseada o un recuerdo que vuelve una y otra vez. ¿Es posible que el cerebro tenga un "freno" para detener este tipo de procesos mentales? Según un reciente artículo publicado en Nature Reviews Neuroscience por Michael C. Anderson y colegas, la respuesta es sí.

El estudio propone que el cerebro humano posee un mecanismo de control inhibitorio de dominio general, capaz de detener tanto acciones como pensamientos. Esta función estaría mediada principalmente por estructuras de la corteza prefrontal lateral derecha, específicamente sus regiones dorsolateral y ventrolateral. Estas áreas ya eran conocidas por su participación en la inhibición de respuestas motoras —como cuando frenamos el impulso de decir algo inapropiado o de movernos—, pero ahora se confirma que también juegan un papel crucial en el silenciamiento de pensamientos no deseados.

A diferencia del acto de frenar una acción, inhibir un pensamiento implica detener un proceso interno: la recuperación de una memoria. Este proceso requiere no solo del control frontal, sino de un circuito frontotemporal especializado que conecta la corteza prefrontal con el hipocampo, una estructura esencial para la memoria. En este circuito, destaca un componente neuroquímico clave: el neurotransmisor GABA, que actúa como inhibidor en el sistema nervioso.

Cuando los niveles de GABA en el hipocampo son adecuados, la corteza prefrontal puede suprimir eficazmente recuerdos intrusivos. Pero si esta inhibición falla —por disfunciones del circuito o bajos niveles de GABA—, los pensamientos pueden volverse persistentes, incluso patológicos. Esto se vincula con lo que ocurre en diversos trastornos psiquiátricos, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la ansiedad, la depresión o el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), donde los pacientes experimentan dificultad para "apagar" ciertas ideas o imágenes.

Uno de los aportes más sugerentes de este trabajo es la idea de que el fracaso en detener la recuperación de memorias podría ser un factor transdiagnóstico: un mismo mecanismo alterado explicaría síntomas intrusivos en múltiples patologías. Esta perspectiva abre la puerta a nuevas intervenciones clínicas. ¿Y si entrenar o modular este sistema de control pudiera mejorar el bienestar mental? ¿Y si pudiéramos literalmente "presionar pausa" al ruido mental?

En definitiva, esta revisión no solo ofrece una mirada integradora sobre cómo el cerebro gestiona la actividad mental no deseada, sino que refuerza el valor clínico y terapéutico de entender los procesos inhibitorios más allá de la conducta externa.

Los paneles a–d ilustran los principales circuitos cerebrales implicados en el control inhibitorio de pensamientos, particularmente en la supresión de recuerdos no deseados. En el panel a, se representa el proceso denominado entorhinal gating, mediante el cual la corteza prefrontal lateral derecha (aDLPFC y rVLPFC) ejerce control sobre la corteza cingulada anterior dorsal (dACC), que a su vez modula el acceso de la información cortical al hipocampo a través de la corteza entorrinal (EC). Este mecanismo inhibitorio involucra interneuronas de tipo parvalbúmina (PV) que reducen la transmisión entre la EC y regiones parahipocampales (PC), limitando la activación de memorias episódicas. En el panel b, se muestra la modulación tálamo-hipocampal, en la que la dACC proyecta hacia el núcleo reuniens (NRe) del tálamo, desde donde se regula el flujo de información hacia el hipocampo. Este circuito intermedio permite que la corteza prefrontal module indirectamente la recuperación mnémica por vía tálamo-hipocampal. El panel c describe la supresión del generador rítmico septal medial. En este circuito, la DLPFC se comunica con el núcleo septal medial (MSN), cuyas proyecciones GABAérgicas reducen la actividad oscilatoria tipo theta del hipocampo. Estas oscilaciones son esenciales para la evocación de recuerdos, por lo que su supresión limita activamente el acceso consciente a contenidos mnémicos. Finalmente, el panel d presenta un mecanismo de supresión de la entrada cortical mediada por el tálamo. Los núcleos talámicos anteriores (ATN) y el núcleo subtalámico (STN), en conexión con el globo pálido interno (GPI) y la sustancia negra reticulada (SNr), permiten regular cuánta información llega a la corteza desde el tálamo. Esta vía complementa el control inhibitorio, reduciendo la interferencia cognitiva y favoreciendo el silenciamiento de pensamientos intrusivos. En conjunto, estos mecanismos reflejan una arquitectura distribuida de control cognitivo que opera tanto de manera directa como indirecta sobre el sistema de la memoria, permitiendo la detención activa de contenidos mentales no deseados.



Referencia

Anderson, M.C., Crespo-Garcia, M. & Subbulakshmi, S. Brain mechanisms underlying the inhibitory control of thought. Nat. Rev. Neurosci. 26, 415–437 (2025). https://doi.org/10.1038/s41583-025-00929-y 

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