Tu cerebro no es para pensar

Credit...Claire Merchlinsky

En tiempos estresantes, esta sorprendente lección de la neurociencia puede ayudar a disminuir sus ansiedades.

Por Lisa Feldman Barrett

Dr. Barrett es psicólogo y neurocientífico.

23 de noviembre de 2020

Traducido de The New York Times

Hace quinientos millones de años, una diminuta criatura marina cambió el curso de la historia: se convirtió en el primer depredador. De alguna manera sintió la presencia de otra criatura cercana, la impulsó o se movió y se la comió deliberadamente.

Esta nueva actividad de caza inició una carrera armamentista evolutiva. Durante millones de años, tanto los depredadores como las presas desarrollaron cuerpos más complejos que podían sentir y moverse con mayor eficacia para atrapar o eludir a otras criaturas.

Eventualmente, algunas criaturas desarrollaron un centro de comando para ejecutar esos cuerpos complejos. Lo llamamos cerebro.

Esta historia de cómo evolucionaron los cerebros, aunque es solo un boceto, llama la atención sobre una idea clave sobre los seres humanos que con demasiada frecuencia se pasa por alto. El trabajo más importante de tu cerebro no es pensar; está ejecutando los sistemas de su cuerpo para mantenerlo vivo y sano. De acuerdo con hallazgos recientes en neurociencia, incluso cuando su cerebro produce pensamientos y sentimientos conscientes, están más al servicio de las necesidades de administrar su cuerpo de lo que se cree.

Y en momentos estresantes como ahora, esta curiosa perspectiva de su vida mental en realidad puede ayudar a disminuir sus ansiedades.

Gran parte de la actividad de su cerebro ocurre fuera de su conciencia. A cada momento, tu cerebro debe descubrir las necesidades de tu cuerpo para el próximo momento y ejecutar un plan para satisfacer esas necesidades de antemano. Por ejemplo, cada mañana, al despertar, tu cerebro anticipa la energía que necesitará para arrastrar tu lamentable cuerpo fuera de la cama y comenzar el día. Inunda de forma proactiva el torrente sanguíneo con la hormona cortisol, que ayuda a que la glucosa esté disponible para obtener energía rápidamente.

Tu cerebro maneja tu cuerpo como si fuera un presupuesto. Un presupuesto financiero rastrea el dinero a medida que se gana y se gasta. El presupuesto de tu cuerpo rastrea recursos como el agua, la sal y la glucosa a medida que los gana y los pierde. Cada acción que gasta recursos, como levantarse, correr o aprender, es como un retiro de tu cuenta. Las acciones que reponen los recursos, como comer y dormir, son como depósitos.

El nombre científico del presupuesto corporal es alostasis. Significa predecir y prepararse automáticamente para satisfacer las necesidades del cuerpo antes de que surjan. Piensa en lo que sucede cuando tienes sed y bebes un vaso de agua. El agua tarda unos 20 minutos en llegar al torrente sanguíneo, pero te sientes menos sediento en cuestión de segundos. ¿Qué alivia tu sed tan rápido? Tu cerebro lo hace. Ha aprendido de experiencias pasadas que el agua es un depósito para el presupuesto de tu cuerpo que lo hidratará, por lo que tu cerebro sacia tu sed mucho antes de que el agua tenga algún efecto directo en tu sangre.

Esta explicación presupuestaria de cómo funciona el cerebro puede parecer plausible cuando se trata de sus funciones corporales. Puede parecer menos natural ver tu vida mental como una serie de depósitos y retiros. Pero tu propia experiencia rara vez es una guía para el funcionamiento interno de tu cerebro. Cada pensamiento que tienes, cada sentimiento de felicidad, enojo o asombro que experimentas, cada amabilidad que extiendes y cada insulto que soportas o lanzas es parte de los cálculos de tu cerebro, ya que anticipa y presupuesta tus necesidades metabólicas.

Esta visión del cerebro tiene muchas implicaciones para la comprensión de los seres humanos. Muy a menudo, por ejemplo, nos concebimos a nosotros mismos en términos mentales, separados de lo físico. Un fuerte dolor de estómago que sigue a una comida indulgente puede enviarnos al gastroenterólogo, pero si experimentamos el mismo dolor durante un divorcio complicado, podemos dirigirnos a un psicoterapeuta. En el consultorio del gastroenterólogo, experimentamos nuestro malestar como un problema físico subyacente; En el consultorio del terapeuta, experimentamos esa misma incomodidad como ansiedad: un trastorno psicológico que se manifiesta físicamente.

Sin embargo, en términos de presupuesto corporal, esta distinción entre lo mental y lo físico no es significativa. La ansiedad no causa dolores de estómago; más bien, los sentimientos de ansiedad y los dolores de estómago son ambas formas en las que el cerebro humano da sentido a la incomodidad física. No existe una causa puramente mental, porque cada experiencia mental tiene sus raíces en el presupuesto físico de su cuerpo. Esta es una de las razones por las que las acciones físicas, como respirar profundamente o dormir más, pueden ser sorprendentemente útiles para abordar problemas que tradicionalmente consideramos psicológicos.

Todos vivimos en tiempos difíciles y todos corremos un alto riesgo de tener presupuestos corporales alterados. Si se siente cansado por la pandemia y está luchando contra la falta de motivación, considere su situación desde una perspectiva de presupuesto corporal. Su carga puede sentirse más ligera si comprende su malestar como algo físico. Cuando un pensamiento desagradable aparece en tu cabeza, como "No puedo soportar más esta locura", hazte preguntas sobre el presupuesto corporal. “¿Dormí lo suficiente anoche? ¿Estoy deshidratado? ¿Debo dar un paseo? ¿Llamar a un amigo? Porque me vendría bien un depósito o dos en mi presupuesto corporal".

Este no es un juego semántico. Se trata de darle un nuevo significado a tus sensaciones físicas para guiar tus acciones.

No estoy diciendo que puedas chasquear los dedos y disolver una profunda miseria, o eliminar la depresión con un cambio de perspectiva. Estoy sugiriendo que es posible reconocer lo que tu cerebro está haciendo realmente y sentirte reconfortado. Tu cerebro no es para pensar. Todo lo que evoca, desde los pensamientos hasta las emociones y los sueños, está al servicio del presupuesto corporal. Esta perspectiva, adoptada con criterio, puede ser una fuente de resiliencia en tiempos difíciles.

Lisa Feldman Barrett (@LFeldmanBarrett) es profesora de psicología en la Northeastern University y autora de “Seven and a Half Lessons About the Brain”, del cual se adaptó este ensayo.

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