La emoción positiva potencia la memoria al favorecer la reinstauración neuronal durante el aprendizaje repetido

En el campo de la neurociencia cognitiva, un tema de gran interés es entender cómo las emociones influyen en la formación y consolidación de la memoria. Un estudio reciente, publicado en el Journal of Neuroscience por Pan et al. (2025), aporta nueva luz sobre el mecanismo mediante el cual la emoción positiva mejora la memoria, especialmente en el contexto del aprendizaje repetido. Este hallazgo tiene una relevancia amplia para comprender cómo nuestro cerebro optimiza la retención de información y puede aportar claves para mejorar estrategias educativas y terapéuticas.

El estudio se centró en cómo eran recordados unos estímulos visuales neutros —en este caso, dibujos sin significado (garabatos)— que eran presentados repetidamente junto con imágenes emocionales de distinto tipo (positivas, neutras o negativas). Los participantes observaron tres veces cada par garabato-imagen, y luego, tras un intervalo de 24 horas, realizaron una prueba de reconocimiento para evaluar su memoria de los garabatos. Los resultados conductuales mostraron que los garabatos asociados a imágenes positivas tenían una tasa de recuerdo significativamente mayor que aquellos asociados a imágenes negativas (Pan et al., 2025).

Un aspecto fundamental del estudio fue el análisis de la actividad cerebral mediante electroencefalografía (EEG). Se observó un efecto específico —denominado old/new ERP effect— en un rango temporal entre 400 y 1,200 ms tras la presentación del estímulo en una región media parietal del cerebro, efecto correlacionado con un mejor desempeño en la memoria para la condición positiva. Además, la similitud en los patrones neurales (medida por EEG) a lo largo de las repeticiones fue mayor para los garabatos que luego fueron recordados, pero únicamente en la condición que involucraba emoción positiva. Esta similitud representaba una reinstauración o replicación neural consistente en la región frontal derecha entre 380 y 600 ms, lo que sugiere que la emoción positiva facilita la consolidación reforzando la representación neuronal estable a través de exposiciones repetidas (Pan et al., 2025).


Esta investigación ofrece evidencias claras de que la memoria no depende solo del estímulo per se sino de cómo la emoción que lo acompaña modula la "huella" neural que se forma durante el aprendizaje. La emoción positiva, al ampliar el foco atencional y favorecer un procesamiento cognitivo más integrado, crea un estado mental óptimo para formar recuerdos más ricos y duraderos. Esto contrasta con emociones negativas, que a menudo estrechan el foco cognitivo hacia la detección de amenazas inmediatas pero no promueven el mismo tipo de consolidación de memoria detallada ni mejoras en el aprendizaje repetido (Dolcos, LaBar & Cabeza, 2004).

Estudios anteriores coinciden con estos hallazgos al mostrar que la amígdala y el córtex prefrontal trabajan de forma coordinada para potenciar la consolidación de recuerdos con carga emocional. En especial, la amígdala modula el fortalecimiento de memorias explícitas en el hipocampo, y la emoción positiva facilita la reinstauración de patrones neuronales estables, lo cual es clave para la recuperación y precisión del recuerdo a largo plazo (Schacter, Norman & Koutstaal, 1998; Phelps, 2006).

Asimismo, investigaciones complementarias sugieren que las emociones positivas durante el aprendizaje facilitan tanto la codificación inicial como la recuperación posterior, promoviendo una mejor integración de la información contextual con los elementos centrales del recuerdo. Este mecanismo es crucial en la memoria episódica, que depende de asociaciones y contexto para una recuperación eficaz (Kensinger & Schacter, 2008).

En términos prácticos, estos resultados destacan la importancia de un ambiente emocional positivo durante el aprendizaje, sugiriendo que inducir estados emocionales agradables podría potenciar el rendimiento en tareas educativas y favorecer la consolidación de recuerdos complejos. En escenarios clínicos, potenciar la emoción positiva podría también mejorar terapias basadas en la memoria, como aquellas que trabajan con traumas emocionales o discapacidad cognitiva.


En conclusión, la emoción positiva actúa como un modulador potente y específico que, a través de la reinstauración neural durante el aprendizaje repetido, fortalece la memoria de estímulos neutrales. Este hallazgo no solo enriquece nuestro conocimiento científico sobre la interacción entre emoción y memoria, sino que abre vías para optimizar la educación y la rehabilitación cognitiva desde una perspectiva neurocientífica.

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Referencias

Dolcos, F., LaBar, K. S., & Cabeza, R. (2004). Interaction between the amygdala and the medial temporal lobe memory system predicts better memory for emotional events. Neuron, 42(5), 855-863. https://doi.org/10.1016/S0896-6273(04)00289-2

Kensinger, E. A., & Schacter, D. L. (2008). Memory and emotion. In M. Lewis, J. M. Haviland-Jones, & L. F. Barrett (Eds.), Handbook of emotions (3rd ed., pp. 601–617). Guilford Press.

Pan, R., Gao, C., Zhu, X., Li, B., & Jia, X. (2025). Positive Emotion Enhances Memory by Promoting Memory Reinstatement across Repeated Learning. Journal of Neuroscience, 45(31), e0009252025. https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.0009-25.2025

Phelps, E. A. (2006). Emotion and cognition: insights from studies of the human amygdala. Annual Review of Psychology, 57, 27-53. https://doi.org/10.1146/annurev.psych.56.091103.070234

Schacter, D. L., Norman, K. A., & Koutstaal, W. (1998). The cognitive neuroscience of constructive memory. Annual Review of Psychology, 49, 289-318. https://doi.org/10.1146/annurev.psych.49.1.289

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