El don (o la condena) de nunca olvidar
El síndrome recibió su nombre, hace apenas cinco años, del experto en memoria James McGaugh, neurobiólogo de la Universidad de California en Irvine. En 2006, el académico publicó un artículo sobre un estudio de seis años de una paciente con los síntomas.
El cuadro ciertamente no es nuevo en la ficción: lo registró la pluma de Borges en "Funes, el memorioso" y ahora es el eje de la serie televisiva "Unforgettable", que acaba de estrenarse en Estados Unidos.
Pero, en el mundo real, hay apenas 20 personas oficialmente diagnosticadas con HSAM, todas en Estados Unidos.
"Probablemente ha habido alguna gente con esta condición por siglos, pero nunca se habían investigado científicamente sus bases. Es un cuadro muy raro e inusual", señala el investigador McGaugh a BBC Mundo.
El grupo de académicos que descubrió la HSAM trabajó con 10 casos, los únicos que habían detectado hasta entonces. Hace unos meses, cuando la cadena CBS puso al aire un informe sobre la condición, fue visto por al menos 24 millones de personas en Estados Unidos, de las cuales 500 contactaron a los investigadores pensando que podían ser candidatos: de ellos, sólo 10 resultaron positivo en los exámenes.
Para llegar a reconocer el cuadro, los científicos establecieron sus parámetros: evalúan a los potenciales candidatos con un cuestionario de eventos públicos ocurridos durante los últimos 20 años, desde elecciones a competencias deportivas, entregas de premios o accidentes de aviación.
Sobre ellos, un poseedor de memoria autobiográfica superior podrá decir fecha precisa y día de la semana en que ocurrieron, además de otros detalles. Los que alcanzan más de 55% en este test son luego interrogados sobre experiencias más personales.
"La familia nos da fotos o diarios y podemos tener datos precisos de lo que vivieron y probar cuánto de eso recuerdan. Es muy, muy difícil que un individuo registre más allá de cierto tiempo con un nivel de detalle tan específico", señala el experto.
No por nada los han bautizado "Google humanos". Brad Williams es uno de ellos:
"La manera más obvia de darme cuenta fue jugando al Trivial Pursuit o en concursos de preguntas en bares… soy un fanático de estos concursos y siempre fui mejor y más rápido que el resto. También en episodios familiares se fue dando: yo era el que podía recordar fechas específicas y detalles de todo", señala el hombre, de 55 años, que vive en Wisconsin.
Le ha encontrado a su condición ventajas específicas para el trabajo: como periodista, necesita "menos archivo físico y menos búsquedas en internet de lo que ya está en mi cabeza", le dice a BBC Mundo. Su primer recuerdo data de los 2 años, cuando vívidamente se ve en el sillón de su casa prendiendo fósforos robados a una tía fumadora.
"Yo lo noté en la secundaria, me daba cuenta que no todos recordaban lo que yo podía y pensaba que era algo inusual, como ser zurdo o algo así. Más tarde noté que tenía otra dimensión", cuenta Robert Petrella, otro de los pacientes entrevistado por BBC Mundo, quien se acuerda con la misma nitidez de la llegada del hombre a la luna en 1969 que la elección de Barack Obama en 2008.
Para Petrella, que vive en Los Ángeles, la vida es más ligera con su memoria a cuestas: recuerda cumpleaños y aniversarios y jamás usa la agenda de teléfonos. Pero, además, lo pone a buen uso en su empleo de productor televisivo para documentales de History Channel y Discovery Channel.
Pero no todos los poseedores de esta memoria superlativa festejan su condición.
La investigación académica, de hecho, comenzó a pedido de una mujer, Jill Price, quien contactó a los expertos de Irvine por no poder soportar más el constante ejercicio de recordación.
"Es imparable, incontrolable y totalmente agotador… Los recuerdos vienen, simplemente llenan mi mente. No están bajo mi control consciente y, por mucho que quiera, no puedo detenerlos", escribió Price en su libro autobiográfico "La mujer que no puede olvidar".
La memoria absoluta ha complicado, en su caso, las relaciones con el entorno. Y hay un dato contundente: la mayoría de los pacientes de McGaugh no están casados ni tienen relaciones de pareja estables.
"El manejo de la situación depende del carácter de cada individuo y las relaciones familiares u otras cercanas que tengan, no hay un único patrón aunque a veces las interacciones pueden ser complicadas", dice el especialista.
En la "lista oficial" de casos está también el de la actriz Marilu Henner, conocida por la serie "Taxi" de finales de los '70, para quien poder "visualizar la vida en formato calendario" le ha hecho más fácil la tarea de la actuación.
Ahora, la actriz da charlas motivacionales y ha escrito un libro para ayudar a otros a activar su memoria autobiográfica.
El neurobiólogo McGaugh considera, sin embargo, que la HSAM no puede ejercitarse: es una condición preexistente y que se mantiene en el tiempo, a la que aún no le han encontrado explicación neurológica.
Para identificar su origen, el equipo de Irvine realiza una serie de resonancias magnéticas estructurales y otras funcionales, además de análisis genéticos. Hasta el momento, han logrado observar que algunas de las zonas del cerebro de los pacientes con HSAM son más grandes que las de un individuo con memoria normal.
Estas áreas cerebrales serían las mismas que se vinculan con conductas obsesivo-compulsivas: amontonar recuerdos es, por caso, una analogía de la acumulación compulsiva de objetos. Ahora, los médicos están en proceso de proveer una interpretación científica a estos hallazgos.
Por lo pronto, recomiendan que aquellos pacientes que llevan la condición como un peso no se expongan a circunstancias traumáticas, si pueden evitarlo: no son buenos candidatos, por ejemplo, para enrolarse en el ejército e ir a una guerra.
Pero, según McGaugh, la mayoría de los pacientes celebra una condición que les permite entretener a amigos durante una velada o prescindir de cuadernos de notas y archivos de periódicos.
"La mayoría piensa que es un don. Les he preguntado si preferirían no tenerlo y dicen que no lo cambiarían por nada", señala el jefe de la investigación.
Imagínese que usted es capaz de recordar lo que almorzó un día como hoy, tres años atrás. O de saber en detalle las noticias del periódico de una fecha cualquiera, tanto las de hace un momento como las de hace dos décadas. O que, aunque lo desee, no puede borrar los recuerdos vívidos de un accidente o una ruptura amorosa.
Así es la vida de quienes tienen Memoria Autobiográfica Altamente Superior (HSAM, según siglas en inglés), una extraña condición que genera registros muy precisos de eventos del pasado relacionados con la propia experiencia: desde un acontecimiento familiar a lo que alguien les contó, leyeron o escucharon en un día particular.El síndrome recibió su nombre, hace apenas cinco años, del experto en memoria James McGaugh, neurobiólogo de la Universidad de California en Irvine. En 2006, el académico publicó un artículo sobre un estudio de seis años de una paciente con los síntomas.
El cuadro ciertamente no es nuevo en la ficción: lo registró la pluma de Borges en "Funes, el memorioso" y ahora es el eje de la serie televisiva "Unforgettable", que acaba de estrenarse en Estados Unidos.
Pero, en el mundo real, hay apenas 20 personas oficialmente diagnosticadas con HSAM, todas en Estados Unidos.
"Probablemente ha habido alguna gente con esta condición por siglos, pero nunca se habían investigado científicamente sus bases. Es un cuadro muy raro e inusual", señala el investigador McGaugh a BBC Mundo.
El grupo de académicos que descubrió la HSAM trabajó con 10 casos, los únicos que habían detectado hasta entonces. Hace unos meses, cuando la cadena CBS puso al aire un informe sobre la condición, fue visto por al menos 24 millones de personas en Estados Unidos, de las cuales 500 contactaron a los investigadores pensando que podían ser candidatos: de ellos, sólo 10 resultaron positivo en los exámenes.
"Google humano"
Sobre ellos, un poseedor de memoria autobiográfica superior podrá decir fecha precisa y día de la semana en que ocurrieron, además de otros detalles. Los que alcanzan más de 55% en este test son luego interrogados sobre experiencias más personales.
"La familia nos da fotos o diarios y podemos tener datos precisos de lo que vivieron y probar cuánto de eso recuerdan. Es muy, muy difícil que un individuo registre más allá de cierto tiempo con un nivel de detalle tan específico", señala el experto.
No por nada los han bautizado "Google humanos". Brad Williams es uno de ellos:
"La manera más obvia de darme cuenta fue jugando al Trivial Pursuit o en concursos de preguntas en bares… soy un fanático de estos concursos y siempre fui mejor y más rápido que el resto. También en episodios familiares se fue dando: yo era el que podía recordar fechas específicas y detalles de todo", señala el hombre, de 55 años, que vive en Wisconsin.
"Yo lo noté en la secundaria, me daba cuenta que no todos recordaban lo que yo podía y pensaba que era algo inusual, como ser zurdo o algo así. Más tarde noté que tenía otra dimensión", cuenta Robert Petrella, otro de los pacientes entrevistado por BBC Mundo, quien se acuerda con la misma nitidez de la llegada del hombre a la luna en 1969 que la elección de Barack Obama en 2008.
Para Petrella, que vive en Los Ángeles, la vida es más ligera con su memoria a cuestas: recuerda cumpleaños y aniversarios y jamás usa la agenda de teléfonos. Pero, además, lo pone a buen uso en su empleo de productor televisivo para documentales de History Channel y Discovery Channel.
Sin escape
La investigación académica, de hecho, comenzó a pedido de una mujer, Jill Price, quien contactó a los expertos de Irvine por no poder soportar más el constante ejercicio de recordación.
"Es imparable, incontrolable y totalmente agotador… Los recuerdos vienen, simplemente llenan mi mente. No están bajo mi control consciente y, por mucho que quiera, no puedo detenerlos", escribió Price en su libro autobiográfico "La mujer que no puede olvidar".
La memoria absoluta ha complicado, en su caso, las relaciones con el entorno. Y hay un dato contundente: la mayoría de los pacientes de McGaugh no están casados ni tienen relaciones de pareja estables.
"El manejo de la situación depende del carácter de cada individuo y las relaciones familiares u otras cercanas que tengan, no hay un único patrón aunque a veces las interacciones pueden ser complicadas", dice el especialista.
En la "lista oficial" de casos está también el de la actriz Marilu Henner, conocida por la serie "Taxi" de finales de los '70, para quien poder "visualizar la vida en formato calendario" le ha hecho más fácil la tarea de la actuación.
Ahora, la actriz da charlas motivacionales y ha escrito un libro para ayudar a otros a activar su memoria autobiográfica.
Buscando en el cerebro
Robert Petrella, 61 años
"A veces me acuerdo de algo que dijo alguien hace 30 años, cosas que los demás no recuerdan porque las dijeron en el momento y eso puede volver raras las relaciones.
Pero yo no tengo problemas de vivir en el pasado: los recuerdos están en mi cabeza y son parte de mí, pero no me impiden vivir el hoy o mirar al futuro"
Pero yo no tengo problemas de vivir en el pasado: los recuerdos están en mi cabeza y son parte de mí, pero no me impiden vivir el hoy o mirar al futuro"
Para identificar su origen, el equipo de Irvine realiza una serie de resonancias magnéticas estructurales y otras funcionales, además de análisis genéticos. Hasta el momento, han logrado observar que algunas de las zonas del cerebro de los pacientes con HSAM son más grandes que las de un individuo con memoria normal.
Estas áreas cerebrales serían las mismas que se vinculan con conductas obsesivo-compulsivas: amontonar recuerdos es, por caso, una analogía de la acumulación compulsiva de objetos. Ahora, los médicos están en proceso de proveer una interpretación científica a estos hallazgos.
Por lo pronto, recomiendan que aquellos pacientes que llevan la condición como un peso no se expongan a circunstancias traumáticas, si pueden evitarlo: no son buenos candidatos, por ejemplo, para enrolarse en el ejército e ir a una guerra.
Pero, según McGaugh, la mayoría de los pacientes celebra una condición que les permite entretener a amigos durante una velada o prescindir de cuadernos de notas y archivos de periódicos.
"La mayoría piensa que es un don. Les he preguntado si preferirían no tenerlo y dicen que no lo cambiarían por nada", señala el jefe de la investigación.
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